Andriw Sánchez
Ruiz
Twitter: @ansanchezru
¿Qué tan grande es la diferencia entre el
softbol y el beisbol? ¿Aquellos que se dedican a jugar la disciplina donde los
pítchers lanzan por debajo del brazo pueden enfrentar un juego de pelota
profesional?
Sí,
son contados los casos, pero sí. Existen algunos notables. Tal vez el más
exitoso resulta ser el serpentinero Leonel Campos, quien a los 22 años fue
firmado tras ser descubierto en juegos de softbol. Cuatro años más tarde era
parte del róster de los Padres de San Diego en Grandes Ligas.
Si
bien está lejos de ser tan fructífero, como el ejemplo del trujillano, Raúl
Padrón es otro de esos extraños casos. El paleador emergente jugó el año pasado
en la Liga Venezolana de Softbol.
“Yo
decidí jugar softbol”, comienza el relato el suplente predilecto de Buddy
Bailey, mánager de Tiburones de La Guaira. “Tuve ofertas para ir a México y no
quise por cuestiones personales. Decidí hacerlo porque sabía que me iba a
ayudar con el swing”.
¿Ayudar
en la forma de batear? ¿Es una broma? Padrón se ríe de los escépticos
cuestionamientos y defiende la teoría que llevó a la práctica con Tiunas de
Miranda.
“El
softbol me ayudó a reconocer los pitcheos. Hay varios ángulos allí. Hay envíos
que bajan y otros que suben, eso me ayudó muchísimo. Cuando llegué a la Liga
Bolivariana de Beisbol, con el equipo Cacaoteros de Miranda, se me hizo fácil”,
dice Padrón, quien es uno de los escualos más calientes de los playoffs con
.429 de promedio.
Tal
vez sea cierta la teoría. Es posible que el paleador zurdo haya tenido un nuevo
aire en su carrera gracias a los inquietos lanzamientos del softbol.
Por
lo menos Bailey confía en él. Fue utilizado como emergente en momentos
apremiantes y no decepcionó en varias ocasiones. De hecho, impulsó 14 carreras
en la ronda regular, cifra respetable para alguien que viene del banco, la mayoría de las veces.
La
confianza de Padrón en la disciplina hermana del beisbol es tal, que no teme a
la demencia al decir que: “Si llegara a conseguir un contrato, me prepararía
por lo menos tres semanas con un pítcher de softbol”.
De
nuevo la incredulidad se apodera de la conversación, pero el pelotero la
desvanece.
“Es
en serio. Los muchachos (sus compañeros en Tiburones) no me creen
loco. Ellos me dicen que eso es impresionante y que les gustaría, pero no se
atreven por la dificultad de los pitcheos”, advierte.
Entonces
no solo Padrón piensa así. Sus palabras denotan que en el seno de los peloteros
hay cierto respeto por los latigazos soltados en los pequeños terrenos de
softbol en el país.
Al
igual que el año pasado, el bateador emergente tiene propuestas para jugar
durante el verano. Pero los horizontes se han ampliado, pues existe
interés de scouts de Italia y México.
“Hay
que esperar. Todavía no hay nada concreto. Siempre a finales de enero y
principios de febrero se finiquitan las cosas”, comenta y se
muestra hermético con las identidades de los interesados.
Este
año sí buscará jugar beisbol. La vivencia del softbol quedó atrás. Pero, como
para dejar constancia que todas sus palabras son en serio, expresa: “Y me prepararé con un
pítcher de softbol”.Nota publicada en el Diario Ciudad CCS, en su edición del 16 de enero de 2016.
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