miércoles, 16 de marzo de 2016

El arte de lanzar de Francisco Rodríguez

El poder de su brazo quedó en el pasado y ahora utiliza estratagemas para sobrevivir en el morrito. Dice haber desarrollado tres tipos de cambio de velocidad y el instinto de leer a los bateadores


Andriw Sánchez Ruiz
Twitter: @AnSanchezRu 

Innumerable es la cantidad de pitcheos que vio Brad Ausmus cuando era uno de los receptores titulares de las Grandes Ligas. Es casi imposible cuantificar los envíos que explotaron en su mascota durante 18 años. 

Lo que sí se sabe es que la pericia le entregó sapiencia. Su ojo puede reconocer a los hombres que entienden que lanzar pelotas al plato va más allá de utilizar la fuerza bruta. Es una acción analítica.

La molestia del manager de Tigres de Detroit, cuando alguien mide la capacidad de un serpentinero por las millas de velocidad que marca en el radar, fue notoria en una conversación con Jason Beck, periodista de MLB.com.

“¡Las personas están tan cautivadas con la pistola de radar!”, exclama el otrora receptor, ganador de tres Guantes de Oro. “Ellas piensan que se debe lanzar muy duro para sacar outs. Pitchear es pitchear. Aun así tienes que localizar bien la bola. Aun así tienes que mezclar la velocidad de los envíos”.

Ausmus no necesita escarbar en la memoria para encontrar un ejemplo que avale sus palabras. Le basta con dirigir la mirada al bullpen y enfocar a Francisco Rodríguez, el cerrador de este año de los bengalíes.

Foto MLB.com

El apagafuegos caraqueño florece, aunque el otoño se adentra en su carrera. Ya cuenta con 34 años de edad, y son lejanos los recuerdos de la humeante recta que lo hizo brillar en los campos del 23 de Enero, con el uniforme de la escuela de Graciano Ravelo. No obstante, continúa en la élite de los taponeros de las mayores.

Estratagemas del morrito. El secreto del Kid es el engaño. Juega con los planes de los bateadores. Los hace abanicar y esperar pitcheos que jamás van a llegar. No desaparece la bola. La disfraza con propiedades inexistentes y la coloca en lugares inexplorados para los bates.

Fue su forma de combatir el pasar de Cronos que, con su guadaña e imparable andar, deteriora los dotes físicos de los seres del planeta. “En este momento puedo tirar bolas de 87 u 88 millas, algo así”, dice el relevista derecho al ser interpelado por Beck.

Rodríguez admite que a veces su recta puede llegar a las 92 millas, cuando le imprime toda la fuerza, pero no es algo constante. Aunque es una buena cifra, no es calificada como extraordinaria. Luego expone su arma mortal: “Tengo un cambio de 80 millas, es una gran brecha (de velocidad, en relación a la recta)”.

Es esa desaceleración lo que confunde a los paleadores. Atacan la bola en un intento por hacer daño y caen estrepitosamente sin que el envío haya llegado a la mascota del receptor.

“Él (Rodríguez) acaba de obtener una acción real en el brazo con ese cambio de velocidad”, comenta Ausmus. ¿Y qué quieren decir dichas palabras? Pues que no importa si el cerrador viene con el pitcheo lento o la recta. Su mecánica siempre será igual. Son imperceptibles para un paleador las intenciones del Kid.

“Tiene la capacidad de lanzar en las áreas donde el bateador va a fallar. A veces, incluso, trabaja con un power change (un cambio un poco más veloz y con desplazamientos más pronunciados)”, explica el estratega.

Sí. Para colmo, Rodríguez revela que logró curar diferentes tipos de cambio. Puede lanzar dos y, en ocasiones, tres variaciones del envío, todos con movimientos nada similares.

“Depende del bateador”, aclara el escopetero. “Si es un derecho, quiero que la bola vaya hacia abajo. Si se trata de un zurdo, quiero que la pelota se aleje. Trato de no utilizar el mismo lanzamiento en un mismo turno. Ellos deben hacer el ajuste. Esa es la ventaja que debo trabajar en este momento”.

Ahora tienen sentido los 38 rescates que logró la temporada pasada, así como la efectividad de 2.21, la cuarta más baja en su carrera de 14 años en las mayores. El cambio lo desarrolló a tal magnitud que, de acuerdo con el portal fangraphs, constituyó el 42.8% de todos sus envíos en la campaña. Mientras que la recta estuvo presente en su repertorio 45% y la curva 12.7%.

Foto MLB.com

Los porcentajes no solo muestran la tendencia del Kid. Son la evidencia de la evolución y la lucha contra el deterioro del tiempo. Fíjense que en 2004, su tercera zafra en la gran carpa y su primera realmente brillante, 55.6% de sus lanzamientos fueron rectas, 10.2% curvas, 34% sliders (su pitcheo para ponchar en aquel entonces) y solo 0.1% de cambios.

Sexto sentido. Si el entendimiento sobre el pitcheo y la habilidad natural no son suficientes, Rodríguez tiene otra ventaja sobre sus adversarios, aunque esta resulta inmedible: dice que con el tiempo ha desarrollado intuición sobre los bateadores. Es un automatismo mental basado en lo que ve en los rivales desde el dugout o el bullpen.

“Tengo instinto para leer a los bateadores. Voy a lanzar para que ellos hagan swing. No importa si ellos van por el boleto, no importa si ellos están en la búsqueda de un pitcheo o si ellos solo están allí solo para hacer swing”, expone el Kid que está a solo 14 rescates de convertirse en el lanzador más joven en la historia de las Grandes Ligas en arribar a los 400 salvados.

Como detalla el reportero Beck, Ausmus considera que lo que hace el nativo de Macarao es la esencia del pitcheo.

Así como Sun Tzu escribió El Arte de la Guerra, 500 años antes de Cristo, el serpentinero podría dejar sus recomendaciones y vivencias en: El Arte de Lanzar de Francisco Rodríguez. Pero bueno, eso es solo un sueño.

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