Luis Alexander y Luis Alejandro son gemelos y el
juego de pelota los ha mantenido unidos. Ambos juegan para la sucursal Clase A
de los Medias Rojas y firmaron con Leones del Caracas en Venezuela
Andriw Sánchez Ruiz
Twitter: @AnSanchezRu
Es normal que los
compañeros de equipo crucen miradas durante los juegos. A veces se dicen bromas
y otras indicaciones. Luis Alexander y Luis Alejandro hacen lo mismo. Están en
contacto, aunque sea grande la distancia entre el jardín central y la segunda
base, respectivas posiciones que cubre cada uno. Pero no es una comunicación
obligatoria para entender lo que ocurre en el campo. Es una costumbre de toda
la vida. Hablar entre sí y estar juntos, fue su destino cuando nacieron el
mismo día, el 26 de agosto de 1996, y se convirtieron en los morochos
Basabe.
Si ya es extraño ver a
gemelos en la vida, lo es mucho más en el beisbol. El caso de los Basabe cobra
peculiaridad, debido a que ambos juegan en el Greenville Drive, sucursal Clase
A de los Medias Rojas de Boston.
“En los juegos siempre
lo llamo, le hablo, le echo chistes y reímos”, dice Luis Alexander, por
teléfono a El Nacional, mientras la tímida risa de su hermano se escucha a
través del auricular. “Hay veces que jugamos contra equipos que tienen
venezolanos y ponen música del país. Nosotros bailamos y echamos broma. Creo
que es bonito porque estamos disfrutando lo que vivimos”.
Luis Alexander lleva la
voz cantante de la conversación. Es el mayor por solo cinco minutos, según lo
que le ha contado toda la vida su madre, Yamilet Basabe. Además mide 1.82
metros, tres centímetros más que su hermano. Su contextura es más gruesa, digna
de un jugador de las praderas.
Hay otras disparidades
que se ven en el campo. “Alexander batea un poco más parado”, comenta Luis Alejandro.
“Porque es un bateador de fuerza. A mí me gusta cuadrarme un poco más
agachado”.
Pero hasta allí llegan
las diferencias entre los hermanos oriundos de Valera, estado Trujillo. Ambos
fueron firmados el 26 de agosto de 2012, cuando cumplieron 16 años. “Yo gustaba
un poquito más”, recuerda Luis Alexander. “A mi hermano lo buscaban otras
organizaciones”. Al final firmaron con los patirrojos por la comodidad que
percibieron de la academia en República Dominicana. Ambos pertenecen a Leones
del Caracas. “Es nuestro equipo de siempre”, replica Luis Alejandro. “Nos gusta
el uniforme blanco con rayas”.
Mellizos de actualidad
diferente. Esta temporada los números no reflejan la
similitud física y sonora de los hermanos Basabe. Luis Alexander solo liga para
un promedio de .203, pero con cinco dobles, cuatro triples y cuatro
cuadrangulares; es una buena cosecha de extrabases. Mientras que Luis Alejandro
promedia .299, con siete tubey, dos tribey y tres vuelacercas.
Por suerte para ellos,
cuando uno de los dos atraviesa un mal momento con el madero, siempre tendrá al
otro para drenar frustraciones. “Es verdad que ahorita a él le va mucho mejor
que a mí”, expresa Luis Alexander. “En esos momentos nosotros hablamos, pero
cada quien sabe lo que está haciendo mal y en qué debe mejorar”.
Ciertamente, esa
hermandad es una ventaja sobre otros latinos que se enrumban a Estados Unidos
solos, lejos de sus familias y en plena adolescencia. Pero la organización
trata de que ambos tengan un poco más de independencia, cuando lleguen momentos
de apremio dentro del juego.
“Esa es, tal vez, una
de las enseñanzas más importantes de aquí”, reflexiona Luis Alexander. “Debemos
aprender a independizarnos de nosotros mismos. No siempre se tiene que
necesitar de alguien. Tú mismo tienes que hacer el ajuste de las cosas”.
Los Basabe han sido
afortunados. Solo han estado separados los cinco minutos que Luis Alejandro
tardó en salir del vientre de su madre. El beisbol, que acostumbra a separa a
los hermanos, como les ocurrió a Elvis y Herlis Rodríguez, no ha podido con
ellos. Toda la vida han defendido los mismos colores. Siempre se han visto en
el terreno. Pero, debido a lo incierto del mañana, tal vez llegue uno solo a
Grandes Ligas.
“El sueño es llegar los
dos”, dice Luis Alexander. “Pero, en realidad, no importa quién llegue primero.
Esa es la meta. Si mi hermano llega a las mayores antes que yo, mi reacción
sería seguirlo. Tomarlo a él como un ejemplo, para ayudarme a seguir adelante”.
Trabajo publicado en el diario El Nacional en su edición del 29 de mayo de 2016
Excelente... Buena Suerte a Ambos !!!
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