Aunque es de voz suave y personalidad callada, el carabobeño debe desarrollar el sentido de liderazgo para ser un cátcher de todos los días
La titularidad de
Carlos Pérez en la receptoría los Angelinos de Los Ángeles de Anaheim está casi
asegurada. Puede batear. El desempeño con el madero en ocho años en el beisbol
profesional es su carta de presentación.
Puede lanzar. Su brazo
natural de jardinero, la posición que cubría antes de firmar, le permitió retirar
a 37.88 por ciento de los corredores que le intentaron robar una base el año pasado. La cifra
fue la novena mejor de las mayores.
Pero hay algo que le
falta al carabobeño para ser considerado un cátcher de todos los días en
Grandes Ligas: liderazgo. Posee una personalidad tímida y callada. Tales
características no son bien vistas en el oficio del mascoteo.
Pérez sabe que su voz
debe retumbar en el infield angelical. Es necesario, si quiere convertirse en
la careta que dirija el juego del equipo. Anaheim trabaja en eso desde los
spring training del año pasado.
De acuerdo un reporte
de MLB.com, el instructor de receptores Steve Soliz y el valenciano de 25 años
de edad, pasaban mucho tiempo en el jardín central del Tempo Diablo Stadium,
hogar primaveral de los querubines. Y aunque no lanzaban una pelota ni hacían
un solo swing, ambos pegaban gritos. Ese era el ejercicio para que Pérez mejorara
la comunicación con sus compañeros.
“Su confianza es
producto de eso”, le dijo Soliz al portal oficial de las mayores. “A medida que
se fue volviendo más vocal vio que los otros jugadores le hacían caso. La
confianza aumentó y se convirtió en el receptor que es ahora. Eso le ha
permitido guiar el juego”.
Además de la suave voz
que tiene, Pérez no hablaba fluido el inglés. Enriquecer el idioma y darse a
conocer en el dugout comenzó a tener sentido para el careta el año pasado,
cuando se graduó de grandeliga. Debido a los problemas ofensivos de Chris
Iannetta, el muchacho se adueñó de la posición. En un santiamén era el cerebro
de una divisa del big show.
“Para asumir ese rol,
el de líder, tienes que expresarte un poco. Hay que hacerse escuchar. Es un
reto porque tengo mi personalidad. Pero me he sentido mucho mejor”, expresó
Pérez.
Un
maestro. Geovany Soto, experimentado receptor boricua, no
es visto como una competencia para Pérez. Una de las razones de su llegada a
los Angelinos es ayudar al joven receptor a mejorar las habilidades y vaya que
el puertorriqueño sabe del oficio. Tiene diez temporadas en las mayores.
“Quiero que sienta que
pertenece aquí”, comentó Soto acerca de Pérez. Según el reporte, cuando el
silencio se apodera de las reuniones de receptores, el boricua le murmura al
venezolano: “Habla”.
Nota publicada en el diario El Nacional, en su edición del 13 de marzo de 2015
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