domingo, 11 de diciembre de 2016

Omar Vizquel y la mejor década del beisbol venezolano

En exclusiva, el manager de la selección de Venezuela da su opinión sobre la pelota de la actualidad. Recuerda la producción de grandeligas en su año de novato y algunas memorias con Leones del Caracas

Andriw Sánchez Ruiz
Twitter: @AnSanchezRu


El O.co Coliseum, hogar de los Atléticos de Oakland, fue el escenario de una de las noches inolvidables en la vida de Omar Vizquel. Allí, en su grama multidisciplinaria y oscuros bleachers, el caraqueño disputó el primero de sus 2.968 juegos en Grandes Ligas. Se fue de 3-0 pero era el dueño del campocorto de los Marineros de Seattle, el 3 de abril de 1989.

Ni siquiera él adivinaría sus 11 Guantes de Oro y la leyenda que construyó con el pasar de los años. Lo único tangible para el momento es que con el modesto estreno, Vizquel se había convertido en el grandeliga 55 de Venezuela, algo que para inmensa mayoría de los peloteros de la época resultaba una utopía.


¡Cómo han cambiado las cosas en los últimos 27 años! Si bien todavía pisar un terreno de las mayores le es imposible a la generalidad, la producción se ha incrementado. En 1989, cuando el otrora torpedero se gradúo en MLB, también se estrenaron Julio Machado y Wilson Álvarez. Nadie más. 

Desde 2014 hasta nuestros días, Venezuela ha visto llegar al máximo nivel a 55 peloteros nativos, casualmente la misma cantidad entre Alejandro (El Patón) Carrasquel, el primero de todos en 1939, y Vizquel. La fabricación de jugadores incluye a 20 bisoños en las temporadas 2014 y 2015, récords para el país. Esos números no le son ajenos al ahora manager de la selección vinotinto, cuando se le pregunta: ¿cuál es la diferencia entre el beisbol criollo de los 80’s y 90’s con el actual?


“Ahorita hay muchos más peloteros representativos en Venezuela y Latinoamérica”, dice sentado en el jardín central de un pequeño campo infantil en El Hatillo. “Eso significa que hemos tenido una explosión de talento en los últimos 10 años, lo que me hace sentir muy contento. Yo fui parte de eso cuando subí a Grandes Ligas pero en ese momento, creo, no pasábamos de diez venezolanos allí. Hoy te puedes encontrar con 50 o 60, quien sabe cuántos, peloteros inscritos en rosters de 25”.


Guante de oro. La razón de Vizquel no es cuestionada cuando se recuerda que antes de su llegada al big show, solo cuatro criollos habían ganado Guantes de Oro (Luis Aparicio, David Concepción, Víctor Davalillo y Jesús Marcano Trillo). Después se sumaron 13 a la lista, los cuales han alzado 30 de las 48 manoplas doradas en la historia del país. 


Además, para los tiempos de novato de Vizquel, se veían lejanos los Cy Young de Johan Santana y Félix Hernández; o los títulos de bateo logrados por Andrés Galarraga, Magglio Ordóñez, Miguel Cabrera, Carlos González y José Altuve. 


“Tenemos grandes representantes en cada una de las posiciones. ¿Sabes? Guantes de Oro en los jardines, en casi todo el infield (falta un antesalista por ganar la distinción), campeones de bateo y Jugadores Más Valiosos”, recuenta someramente Vizquel. “Han ocurrido cosas muy bonitas en estos últimos 10 años”. 


Nunca se olvida. Manos de Seda, como se le conoce bajo la atmósfera del beisbol, no realiza acrobacias en un diamante desde 2012, su último de 24 años en Grandes Ligas. El tiempo fuera de los terrenos venezolanos es más prolongado, pues data de la campaña 2007-2008, cuando se despidió de todas las plazas a los 40 años de ead. Nadie, ni siquiera él mismo, podrá borrar las memorias de sus calendarios como pelotero en la LVBP. Todavía hay cosas que extraña de aquellas épocas con los Leones del Caracas. 


“Yo creo que siempre me hará falta la pasión de la gente de aquí, es algo que no se ve mucho en Estados Unidos”, expresa. “Aquí es algo difícil de explicar, como una efervescencia que tiene la gente, que se vive día a día. Yo creo que el fanático aquí es muy intenso, como es lógico y bonito”. 


¿Y si Vizquel cierra los ojos que es lo primero que le viene a la mente de sus años con el uniforme de Leones? “Los playoffs”, suelta sin titubeos, quien disputó seis finales con los melenudos y ganó cuatro. “Cada vez que estábamos envueltos en un playoffs era algo especial, sobre todos esos en los que jugábamos contra el Magallanes. El choque de los dos equipos siempre genera algo fuerte y en playoffs eso se incrementa”. 

Trabajo publicado en el diario El Nacional, en su edición del 11 de diciembre de 2016

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