lunes, 27 de junio de 2016

Ernesto Mejía: “El beisbol japonés es mi presente y mi futuro”

El choque cultural puede ser brusco pero el llanero se ha acostumbrado al archipiélago nipón. Le gusta la comida y los fanáticos, que lo saludan con banderas de Venezuela

Andriw Sánchez Ruiz
Twitter: @AnSanchezRu

La lejanía de Japón no hace que Ernesto Mejía olvide a Venezuela. Se siente distante, pero no ajeno a lo que se vive en el país. Recuerda los colores y olores de la tierra. Y si algún día olvida algo, tal vez los mismos nipones se lo hagan recordar. Aunque ese escenario parezca imposible, los asiáticos ya practican por si llega a ocurrir.

Fanáticos de Leones de Seibú, el equipo del inicialista llanero en el archipiélago del Sol Naciente, sacan pequeñas banderas tricolores cada vez que Mejía toma un turno en el Seibu Dome, en Tokorozawa, prefectura de Saitama. Amarillo, azul y rojo se vuelven colores comunes y pigmentan una improvisada embajada venezolana en las tribunas.

Foto Kyodo News


El gesto de los seguidores es una alegría para Mejía y para los comerciantes que venden las toallas venezolanas a las afuera del estadio. “Algunas tienen mi nombre”, comenta el portugueseño, a través de notas de voz facilitadas por la agencia Cárdenas Sports Media. “Los fanáticos aquí son bastante especiales. Muy detallistas, siempre me apoyan en todo momento. No importa cómo me vaya”.

El llanero no sólo se siente a gusto con los fervientes pero organizados seguidores japoneses. Se ha acoplado bien a la cultura trabajadora del país. Allá el acondicionamiento físico puede ser más extenuante que el que se ve en el Caribe o Estados Unidos.

“Me gusta trabajar, así que por ese lado no me ha pegado tanto”, dice. “Pienso que todo depende de qué tantas ganas tengas de triunfar y seguir adelante. No me costó para nada. Aquí hay que hacer las cosas bien y se trabaja mucho”.

Se le nota la comodidad. Desde que llegó a los confines de oriente, en 2014, ha destrozado el pitcheo. Hasta el sábado era líder de la Liga del Pacífico en jonrones (23) y carreras remolcadas (62). Ya suma 83 cuadrangulares en el lejano circuito.

¿Es posible que Mejía haya encontrado su lugar en el beisbol, luego de dominar el sistema de Ligas Menores y no conseguir una oportunidad en Grandes Ligas con los Bravos de Atlanta? Él sostiene que sí.

“El beisbol japonés es mi presente y mi futuro”, afirma el toletero de 30 años de edad. “Pienso que ya no tengo nada que buscar en Estados Unidos. Gracias a Dios no me arrepiento de nada. Trabajé todos los años que estuve allá. Tuve los mejores años posibles que pude tener y estoy contento con lo que hice. No creo que devolverme para atrás sea una opción. Estoy muy contento aquí, no tengo nada que buscar allá”.

¿Qué hacer en Japón? Cuando pisó el archipiélago nipón, mucho antes de comenzar a jugar, Mejía fue recibido por Álex Ramírez “Ramichán”, la leyenda venezolana más grande en el lejano país.

Por la exótica alimentación hay pocas preocupaciones. “Siempre en mi casa tenemos comida venezolana y por ese lado no es tan difícil”, relata. “La comida japonesa es muy sana y fresca. He probado casi todo, es muy buena. Está el ramen (sopa) que es muy bueno”.

Foto Kyodo News

Es posible que los enfrentamientos de Mejía contra los platillos japoneses sean una batalla más sencilla, y hasta placentera, que enfrentar a los mañosos lanzadores de la nación. “Los pitchers aquí no te retan tanto, sobre todo con hombres en posición anotadora”, explica. “Es difícil hacer swing porque no pasan nada por el plato, se cuidan mucho de que no les anoten carreras, se toca la bola desde el primer inning. Hay cosas diferentes”.

Pero eso no le ha cambiado la mecánica al inicialista de 1.98 metros de estatura. Aunque sí lo ha reconfigurado mentalmente. “He cambiado la forma de enfrentar a los lanzadores. Con hombres de bases, dependiendo de los outs. Aquí toca hacerlo, porque es difícil”.

Además de estar adaptado al beisbol japonés, Mejía tiene un buen estado físico. Llegó con buen peso a la pretemporada y sus swings son mejores que los del año pasado, cuando conectó 27 jonrones pero bateó para .235. Ya su condición anatómica no le quita el sueño, su pasatiempo preferido en Asia.

“El poco tiempo libre que tengo lo utilizo para descansar. Dormir lo más que pueda, incluso en trenes o aviones”, detalla el jugador de las Águilas del Zulia en Venezuela. “Y es que la actividad física es mucho más fuerte. Aunque si el día es libre, salgo a la ciudad a caminar”.

Entrevista publicada en el diario El Nacional, en su edición del 27 de junio de 2016

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