Andriw Sánchez Ruiz
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Twitter: @AnSanchezRu
Mientras el taxi
esperaba muy cerca de la puerta de su casa, el joven Urbano Lugo jr. terminaba
de alistarse para ir a trabajar. En su bolso no había cosas de oficina, una
corbata doblada o un libro de Hágalo Usted Mismo. Como de costumbre, su morral
era pequeño y contaba con pocos objetos. Con calma se subió al carro y le
señaló el camino al desconocido conductor: “Al Estadio Universitario, por
favor”, dijo. Pocos segundos transcurrieron para que el automóvil comenzara su
andar.
“Hoy es el cuarto juego
de la final entre Caracas y La Guaira”, soltó el taxista que, fiel a su
profesión, era tan bueno con el habla como con el volante. “Eso seguro es
taquilla (la creencia popular de que un equipo se deja ganar para alargar un
enfrentamiento)”.
El hilo de los
pensamientos de Lugo se rompió para poner la atención en el chofer. “¿Y usted
cree que eso exista?”, preguntó el pasajero de 24 años de edad, con palabras
que, seguramente, poseían un dejo de ironía. “Claro”, afirmó el hombre que manejaba.
“Caracas gana la serie 3-0, no se puede titular barriendo. Seguro La Guaira
gana por taquilla”.
La pequeña explicación
de la final de la temporada 1986-1987 y el aire de superioridad del taxista
tuvieron poco valor después de que Urbano lo apuntó con la mirada. “Mire, eso
no existe y se va a acordar de mí esta noche”, sentenció. “Porque yo soy el
hombre que va a pitchar. Voy a ganar el juego”.