lunes, 28 de marzo de 2016

Anderson Espinoza lanza sin miedo como lo hizo Pedro Martínez

Scouts y medios de Boston comparan a la promesa caraqueña con la leyenda dominicana, que lo ha aconsejado en su camino por ligas menores

Andriw Sánchez Ruiz
Twitter: @AnSanchezRu 

Un niño de 12 años de edad, absorbía la mirada de todas las personas que poblaban la minitribuna del estadio más pequeño de La Planicie, en el 23 de Enero. Tenía la bola en sus manos y estaba parado sobre el montículo. Había asombrado al circuito Li-Menor ese año 2010. Jugaba para Los Amigos, pero era tan bueno que Cardenales se reforzó con él para tratar de ganar la final de la categoría infantil.

El infante lanzó sin miedo. Dominó a una buena cantidad de bateadores y recibió los vítores de sus vecinos de la parroquia caraqueña. “No olvidaré ese día”, dice Anderson Espinoza después de que han pasado seis años de aquel momento. Ni aunque quisiera, podría borrar el instante de su memoria, pues ese fue el génesis de su historia en el beisbol. “En ese momento me di cuenta que pitchear era lo mío, que me quería dedicar a esto”.



La figura del lanzador, ahora con 18 años de edad, no ha dejado de atraer las miradas, pero ya no son parroquianos los que lo observan. Tiene la atención de todo el universo del beisbol organizado por ser uno de los diamantes brutos más valiosos en las minas de los Medias Rojas de Boston. El ránking de prospectos de la MLB lo ubica en el puesto 39 y como la cuarta mejor promesa de los patirrojos.

“Al principio, cuando comencé a ver mi nombre en periódicos de Boston, sentía un poquito la presión sobre todo esto”, relata desde Florida el muchacho, que se hizo pelotero profesional hace dos años, al firmar con los Medias Rojas por 1,8 millones de dólares, más una beca universitaria de 200 mil. “Pero hay que llevarlo con calma. Estoy orgulloso del trabajo de vida que hizo mi familia conmigo”.

Héroe vigilante. Scouts y técnicos lo analizaron. Coincidieron que por su corta estatura para ser serpentinero -algo irónico pues mide 1,83 metros- su humeante recta y curva en rango 12-6, evocaba al novel Pedro Martínez, dominicano leyenda de los patirrojos que hoy posee una placa en el Salón de la Fama de Cooperstown.

“Que me comparen con el señor Pedro… Woow ¡Vaya que es un orgullo! Él sabe mucho de mí”, admite Espinoza, antes de revelar que las conversaciones que ha tenido con el astro quisqueyano han desembocado en un mar de consejos. “Somos personas ‘pequeñas’ así que me dice: ‘Trabaja fuerte y cuando te subas allí (al montículo) no le tengas miedo a nadie, ni a los grandes’”.

Martínez lo vio poco antes de firmar. Luego de algunos pitcheos le gritó a los scouts de los Medias Rojas presentes: “Ey, no dejen escapar a ese chico”. Resultaron palabras indiscretas, pues tenía al lado a Félix Luzón, agente de Espinoza. “Eso le costó a Boston un poco más al final, pero valió la pena”, le admitió el inmortal al Boston Herald.


A la práctica. Espinoza toma la teoría dada por Martínez y la lleva a situaciones reales. Deja el miedo y la presión a un lado. Se enfoca en sacar bateadores. “Sé que muchos me ven y hay grandes expectativas. Yo busco subirme a la lomita y hacer lo que sé que puedo”, comenta.

Tan veloz como su recta de 96 millas por hora, que a veces puede llegar a 100, fue su ascenso en ligas menores. Pasó muy rápido de categoría Rookie a clase A. Pero todavía le falta curtirse, hasta que eso no ocurra no podrá pisar el Fenway Park u otro estadio de Grandes Ligas. Él está consciente de ello.

“Mis metas son claras este año. Empezaré en clase A media, pero no espero estar mucho tiempo allí. Quiero estar en A fuerte y cerrar el año en doble A, por lo menos lanzar un inning en esa categoría. Y, claro, en el proceso ser invitado al Juego de Estrellas del Futuro”.

Para complementar el envío rápido y la curva que posee, Espinoza lanza un cambio de velocidad. “En este momento, estoy muy contento con ese pitcheo. Está cayendo donde quiero y como quiero. He logrado un buen comando”, explica la ficha de Leones del Caracas en Venezuela.

¿En qué debe mejorar?

Pareciera que Anderson Espinoza lo tiene todo para un día alcanzar la cúspide de las mayores, como lo hacen Félix Hernández y Carlos Carrasco en la actualidad. Pero siempre falta algo, más allá de las habilidades físicas.


“Creo que me debo mejorar la mentalidad cuando me va mal”, dice sin titubeos. “Debo entender que todo pitcher tiene días malos. A veces no te salen los lanzamientos o los bateador este caen a palos, pero es normal. Pero cuando me ocurre a mí paso dos días con dolor de cabeza. Debo controlar eso para dar el gran salto algún día”. Pasará por lo menos un año para verlo lanzar en Venezuela, pues está convencido que es algo difícil. “Puede que para el 2017 sea algo más seguro”.

Entrevista publicada en diario El Nacional, en su edición del 28 de marzo de 2016

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